viernes, 22 de septiembre de 2017

Multiconsolismo: jugar a dónde sea



¿Recuerdan aquella época en que sólo se tenía una consola en casa, y eran nuestros padres quienes se aparecían con los juegos? ¿Quién no iba a jugar a casa de un amigo, lo que no tenía en casa? ¿O cuándo tenían que ir a algún Club a jugar los juegos?
Bueno, pues les relataré mis inicios como gamer:



En esa época, no se pensaba mucho en quiénes o dónde se hacían los juegos, o cómo y dónde se jugaban... nop, solo en los juegos en sí.
En mi casa había un NES (Nintendo Entertainment System), con un montón de juegos, y casi interdiario venían vecinos a jugar con mis hermanas (yo apenas era un mocoso, que ya veía el Kinect venir, pues le voceaba a Mario que saltara sin siquiera presionar un botón...). Para mí, el NES era el universo, pues era la primera cosa relacionada a videojuegos que veía en mi vida (estuvo antes que yo en la casa). Un día, por fin me permitieron agarrar el control, y la pistola (la Zapper naranja), y terminé con la vida de muchos Goombas, patos, Ninjas, robots, Octoroks, etc... (a su tiempo porque, como dije, apenas y podía hablar o agarrar el control).







Regalaron el NES, con el dolor de mi alma, junto con todos los juegos... Fue un pequeño lapso oscuro dentro de mi recién iniciada vida gamer, hasta que... los dioses del gaming iluminaron a mi padre, y se apareció con un... “¿Genesis...? ¡¿Sega..?! ¡¿Y qué diablos es esa vaina azul rodante?! ¡¿Dónde está el bigotudo en overall debarata-koopas?! ¡¿Y el ca'co azul tira-limone', dónde está?! ”- jamás le dije al don, porque lo que quería era algo para viciar. Y como dice la frase: “A caballo da'o no se le mira colmillo”. Como el 99.99% por ciento de los padres y madres dominicanos, todo lo que se conectara a la TV para jugar, es un “Nintendo” o “Lintendo”. Vio eso por ahí (no sé si en especial o qué, o si se lo regalaron, quién sabe...), y me lo trajo. Y yo guapo... a ese trio de Sonic (desde la primera, hasta la Sonic 3), Gunstar Heroes, Streets of Rage 1 y 2, Shinobi, Rocket Knight, etc., ¡le dí durísimo!
























Entonces, la melancolía me atacó: ... quería aplastar Goombas, y Koopas... Quería disparar limones... quería rescatar princesas pasando los jodidos templos... Busqué y pregunté en todos lados, y me dieron la triste noticia, de que si quería volver a mis primeras actividades de gamer, debía comprar un SNES (Super Nintendo Entertainment System). Primero, fue una fase de negación, pues no entendía eso de que cada aparato tenía exclusividades de software, ya en esa época tenía el mismo concepto sobre consolas que el 99% de los Padres De Familia dominicanos. Después, comencé a indagar sobre dicho aparato, el “Super”. Así que la primera opción fue decirle al don, y cuando le expliqué de qué se trataba: “ya tú tiene' un Nintendo, no joda. Vete a jugar Vitilla o bolitas”. Sin embargo, me quedó otra opción: ¡a uno de mis amigos más cercanos de la época le regalaron el SNES! Así que, me dediqué a pasar Super Mario World, Megaman X, Teenage Mutant Ninja Turtles IV, etc, en el SNES ajeno. Hasta llegamos a intercambiar las consolas, temporalmente.









Para la época del PS1, y N64, hice lo mismo con otros amigos, pues no había manera de comprarlas. En ese entonces fue cuando conocí a dos vecinos que casualmente cada uno poseía un N64 con los mejores juegos de su catálogo. Me permitieron probar increíbles obras como Super Mario 64 (que recuerdo que hasta en noticiarios comentaron sobre lo revolucionario que fue el cambio a 3D), el majestuoso The Legend of Zelda: Ocarina of Time (que me dejó completamente impactado! Puedo jurar que todavía no hay engine que se aproxime a lo que ví, o audio que se acerque a lo que escuché en esa época), y otros no tan conocidos como Mischief Makers (un excelente side scroller, y de los pocos en N64), entre otros. Más adelante conocí genialidades como los Mario Party, y el famosos efecto de Paddle Battle (el cual dejó estragos), y el genial Mario Kart 64, y demás juegos donde la maldad reina.













Esa fue una época de vicio intenso, pues comenzaban a soplar los aires de Pokemon en la región, y cuando arrancó el fenómeno, y pude por fin conseguir un Game Boy, me permitió conocer a los mejores amigos de toda la vida los cuales compartimos muchísimo en ese entonces, y aún nos juntamos, aunque sea de manera virtual. Teníamos un pana que poseía los dos titanes de Sony y Nintendo, así que en su casa era el central de Gaming del grupo. De nuevo me atacaba la envidia, pues tenía un N64 que heredé de “Pancho” de uno de mis mejores amigos, que ya iniciaba en los 128 bits. Yo feliz con Pokemon Stadium 1&2, The Legend of Zelda Ocarina of Time, GoldenEye 007. Vicié el Gran Conker, y demás joyas de Rareware: Banjo-Kazooie y su secuela, Perfect Dark, Donkey Kong 64 (de la cual me han dejado esperando remake). Pero gracias a él probé los Mega Man, Musashi, Crash, entre otros para PS1.









El PS1 apenas lo vicié porque una de mis hermanas vivía cerca con mi familia, y lo importó con Gran Turismo, y par de juegos más. Mi hermana quería juegos que a su se le hiciera más fácil disfritar. Así que intercambiamos de manera definitiva mi N64 por su PS1. Ahí fue que ví la gloria: con mis amigos jugaba los multiplayer de Nintendo como Mario Kart 64 (lo máximo), Smash, etc. En mi PS1, disfruté de las joyas de RPGs como Final Fantasy VII-VIII-IX, Musashi, Dragon Quest VII, Lunar Silver Star Story, Chrono Trigger (sí, no pude jugarlo en SNES), Chrono Cross, etc.;  o clásicos como los Mega Man X que salieron en PlayStation.










Para la generación de 128 bits, donde se agregó el Xbox, la cosa se puso interesante. Los amigos cercanos continuaron con Nintendo. Viciamos Smash, Mario Kart, Pokemon, y demás. Pero, ya había desarrollado una gran afición por los RPGs, y en Nintendo hubo pocos (claro, no me perdí de los Baten Kaitos, Skies of Arcadia, o Tales of Symphonia). Así que me dispuse a conseguir un PS2, cuando ví dos juegos que me hicieron necesitarlo: Dragon Quest VIII y Rogue Galaxy. Y probé Ratchet & Clank



















Surgió otro problema: lanzaron Ninja Gaiden para Xbox. Y yo quedé maravillado por sus visuales, y por lo que contaban las revistas y foros al respecto. Ahí apareció otro vecino que tenía Xbox (que en esa época, solo unos pocos lo conseguían, pues era el más caro de los tres). Para mi ventaja, él quería jugar RPGs, y yo quería jugar Ninja Gaiden. Alquilé dicho título y vicié ése juego como nunca (por un fin de semana). Cuando devolví ese juego, sentía la “crisis existencial del Gamer” (cuando terminas un juegazo, y no sabes qué hacer). Así que resolví probar algunos de los que me prestaron con el Xbox, y descubrí Halo. Nunca me habían interesado mucho los FPS, pero las armas, el Co-op, y lo divertido del guión, me hizo disfrutarlo. Así que tenía otro reto: conseguir un Xbox (aunque no tan prioritario como el PS2).










Tiempo después surge el DS. Contento que el mismo, hasta que anuncian God of War para PSP. Y veo la cantidad de RPGs que salen para el portátil de Sony. ¡Así que pude (y aún sigo de vez en cuando) disfrutar de ambos!




¿Y a qué viene ésta anécdota tan larga? Simple: no dejé de disfrutar juegos que me gustan, por tener solo una plataforma. Muchos conocidos, si no tenían amigos con los juegos que querían, se iban a un club a jugar lo que les interesaba. ¿Acaso creen que por tener N64, me iba a perder de Chrono Cross o el trío de Mega Man X4-X5-X6? ¿O por tener PS2, me iba a perder de The Legend of Zelda Twilight Princess o Halo 2?


Hoy en día disfruto mucho de mi 3DS y PS Vita. Y ni hablar de que cuando nos juntamos, los amigos de la infancia, viciamos Wii U y PS4.



Entiendo que la mayoría, por razones económicas, nos decidimos por la plataforma que contenga en mayor cantidad los juegos  que nos gustan; sin embargo, también comprendo que no es razón para descartar lo que ofrecen las demás en su catálogo. Lo que buscamos en un juego, según comprendo, es entretenimiento y diversión sin importar su procedencia. Disfrutemos los juegos, ya que para eso fueron concebidos, y más importante aún, para eso fue que pagamos. Ésto es es el multiconsolismo: el jugar en más de un aparato de videojuegos; no por mostrar poder adquisitivo, si no porque somos fans de juegos y no de marcas.



Espero que hayan disfrutado de mi anécdota, tanto como yo reviviéndolas. ¡No olviden dejar sus comentarios, sugerencias, etc., aquí mismo! ¡Muchas gracias por leer!

Episodio #23 + unos cuantos streams

Para ésta semana, sucedieron muchas cosas en el Gaming. Así que las comentamos como siempre, acompañado de algunos del coro de la Legión...