Hideki Kamiya podrá ser uno de los entes más enredados del Gaming. Pero, al mismo tiempo, sus trabajos son de los más respetados de la industria. Hablamos de que de esa cabeza surgieron joyas como Devil May Cry, Viewtiful Joe, Bayonetta, y lo que nos compete en ésta entrada: Okami.
Surgió al inicio como un proyecto en el cual se vería la naturaleza con gráficos reales. Desafortunadamente, las limitantes de poder del PS2, no permitieron que se realizara la visión original del creativo japonés. Así que debió cambiarse a unos visuales en cell-shading. Lo que vimos en Viewtiful Joe, y magistralmente, en The Legend of Zelda: The Wind Waker. De ahí, surgieron de esos fantásticos errores que deparan en cosas como Devil May Cry: la idea de incluir un gameplay de pincel celestial, aprovechando que las gráficas parecen de pintura estilo sumi-e.
Su gameplay es básico, pero bien ejecutado. Atacas, esquivas, corres, y... pintas. Con todos los elementos de un buen RPG y aventuras: mucho diálogo, misiones secundarias, y una duración extraordinaria (incluso para el género), pero lo ligero de su guión (la mayor parte del tiempo), y lo cómico de las circunstancias que se presentan, hacen que las pocas flaquezas que tiene, se dejen pasar.
Tiene personajes memorables, y una banda sonora extraordinaria. Así que si aún no lo pruebas, pues te has perdido de una de las mejores experiencias únicas de los videojuegos. Y si de antesala, estudias un poco sobre el folklore japonés, y la mitología shinto, disfrutarás aún más del juego, al ver las burlas de Kamiya a su propia cultura. Que por cierto, él mismo fue quien escribió el guión.
Pero, para muestra un botón, ¡aquí un streaming que hicimos sobre éste maravilloso juego! Que a pesar de haber pasado 12 años, ¡se juega como si hubiera salido hoy mismo!
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